Hay un ratio de lesiones de columna lumbar más grande en los deportes que requieren un golpeo con movimiento rotacional (tenis, golf, balonmano,etc) que en los llamados deportes simétricos (natación, ciclismo, etc ). Estas lesiones se pueden prevenir conociendo bien las fuerza de rotación lumbar que provocan estos deportes así como elaborando un adecuado programa de ejercicios.
Aunque la mayoría de deportes implican algún movimiento de rotación, los deportes que requieren golpear o lanzar un objeto son los llamados “deportes rotacionales o asimétricos”. Deportes como el golf o el tenis requieren golpear un objeto con un complemento (raqueta o palo de golf en este caso). Aunque estos deportes parecen ser muy diferentes, ambos requieren movimientos de rotación de columna lumbar en el plano transversal. Otros deportes, como el lanzamiento de jabalina, también podrían ser incluidos como deportes rotacionales; debido al enorme brazo de palanca que se genera en el brazo con la jabalina, se producen pares de fuerza importantes en la columna lumbar, aumentando el riesgo de lesión. Las lesiones lumbares en estos deportes suelen producirse en los discos inteverterbrales, ligamentos intervertebrales, musculatura espinal y en las mismas vértebras. Hasta un 84% de estos deportistas han experimentado al menos una lesión lumbar a lo largo de su trayectoria.
Según Panjabi (1) hay tres sistemas primarios de la columna lumbar que deben trabajar conjuntamente para mantener la estabilidad de la misma:
- Sistema pasivo: ligamentos, discos intervertebrales, vértebras,etc
- Estructuras músulotendinosas de la región lumbar
- Sistema neural: nervios y sistema nervioso.
Por lo tanto el objetivo de este artículo es identificar la biomecánica de la columna lumbar durante los movimientos de los deportes rotacionales y proporcionar un programa preventivo de ejercicios que servirá de guía para elaborar uno específico para cada deporte.
Biomecánica de la columna lumbar
La columna lumbar está expuesta a varias fuerzas durante un movimiento de rotación. Estas fuerzas pueden afectar a las articulaciones facetarias, discos intervertebrales y ligamentos. La mayoría de estas fuerzas se producen dentro de las zonas biomecánicamente seguras, sin tener efectos nocivos. La rotación en sí no es es mala para la columna y ha demostrado mejorar la capacidad de recuperación de los discos intervertebrales, mejorando el intercambio de fluidos y el volumen de nutrientes en el disco. Sin embargo, si la rotación se lleva más allá de los rangos naturales de movimiento, las fuerzas que se producen en los discos intervertebrales pueden dañar el anillo fibroso.
Las articulaciones D12-L1, L1-L2 y L2-L3 son las que mayor rango de movimiento tienen en la rotación. El mayor rango de movimiento disponible en la columna lumbar es de unos 5º-7º, reduciéndose con la columna en extensión. Una vez que se alcanza la rotación máxima, se comprime la articulación facetaria y aumentan las fuerzas de cizallamiento. La flexión lumbar combinada con rotación aumenta el rango de movimiento un 13,8 %, gracias al aumento del espacio intervertebral(2). Por lo contrario la extensión lumbar reduce el rango de la rotación un 23,8%, al disminuirse el espacio intervertebral y producirse antes la compresión de la articulación facetaria (2).
Las fuerzas de compresión que actúan sobre los discos intervertebrales durante la rotación son mínimas, sin embargo, si se produce una rotación excesiva junto con la flexión lumbar, aumenta la tensión en el anillo del disco y en consecuencia la compresión sobre el mismo. Si se combinara con la extensión lumbar aumentaría la compresión en la articulación facetaria y en la vértebra. Las fuerzas de cizallamiento tienen un impacto signifcante sobre la salud de los discos intervertebrales. Costi et al. (3) descubrieron que mientras estas fuerzas eran mayores en la flexión, extensión y lateroflexión lumbar, en comparación con la rotación, eran menores. Sin embargo, la fuerza de cizallamiento relativa por grado de movimiento era mayor durante la rotación.
Como hemos visto anteriormente los movimientos combinados de rotación y flexión /extensión de columna son bastante perjudiciales para la columna. Estos movimientos combinados se producen en muchos deportes, como en la fase previa al golpeo en el golf (4), en el que se combina la rotación con una ligera extensión lumbar, para acabar combinando la rotación con una ligera flexión en la fase de golpeo. En los jugadores de tenis, debido a las diferentes ubicaciones de la pelota, se combina indistintamente la rotación con la flexión y extensión lumbar para poder llegar a la pelota y golpearla, con rangos de movimientos excesivos en numerosas ocasiones.
En este punto, los músculos de la columna y los del tronco se contraen para estabilizar la columna y maximizar la transferencia de la fuerza de sus piernas a los brazos. Pero si el deportista no puede mantener esta postura durante el contacto con la pelota se desequilibra la columna y puede producirse una postura nociva para la misma. Por lo tanto es primordial una adecuada coordinación neuromuscular para estabilizar al máximo la columna durante un movimiento rotacional.
Tipos de lesión lumbar
Las lesiones de la columna lumbar (5) pueden darse en los discos intervertebrales, las articulaciones facetarias o en los ligamentos. Debido al aumento del ángulo de rotación cuando flexionamos la columna, se produce mayor estrés en el disco intervertebral al convertirse éste en la resistencia principal al movimiento de rotación. Este movimiento se produce sobre todo en movimientos en los que se produce el golpeo por debajo del nivel de las caderas, como puede suceder en el tenis o en el hockey.
Durante el movimiento de extensión y rotación las articulaciones facetarias se comprimen enseguida como consecuencia del espacio reducido entre ellas cuando extendemos la columna. Este movimiento combinado suele producirse en movimientos como el servicio en el tenis o en lanzamiento en el béisbol.
También se producen, aunque con mucha menos frecuencia que las anteriores, lesiones en ligamentos, fracturas por avulsión de las apófisis transversas y distensiones musculares.
Causas de lesión lumbar
Aunque los médicos y fisioterapeutas suelen clasificar el dolor lumbar según la causa sea o no de origen neuromusculoesquelético, Koes et al. (6) propuso otra clasificación del dolor lumbar:
- Dolor específico lumbar: causado por hernias discales, artritis facetaria, fractura vertebral. Los médicos suelen prescribir tratamiento específico para los deportistas.
- Dolor no específico lumbar: dolor lumbar crónico que se da con frecuencia en deportistas, difícil de abordar y tratar por los médicos al desconocerse la causa del dolor. Se requiere un examen de las posibles causas lejos de un trauma local en la columna.
Algunos estudios han sugerido que músculos específicos aislados, como el erector de la columna y el transverso del abdomen, pueden presentar disfunción en deportistas con dolor lumbar crónico. Otros estudios han sugerido que la co-contracción (contracción simultánea de músculos agonistas y antagonistas) abdominal y su coordinación pueden ser los responsables de lesiones lumbares más que en un músculo aislado. La teoría de las disfunción en un músculo aisaldo se centra fundamentalmente en el transverso del abdomen, pero estos estudios no se centraron en practicantes de deportes rotacionales. Otros estudios señalan al erector de la columna porque este músculo juega un papel estabilizador durante la rotación de la columna lumbar. Cole y Grimshaw (7) señalaron que los jugadores de golf con dolor lumbar activaban el erector de la columna después de comenzar el swing. Aunque esto no puede generalizarse a todos los deportes, este hallazgo consolida la importancia de dicho músculo en la estabilización de la columna lumbar.
Hay una escuela de pensamiento diferente que se basa en el concepto de estabilización a través de la co-contracción de varios músculos entre los que se incluyen el erector de la columna, los multífidos, el transverso del abdomen y los oblicuos externos e internos. Richardson et al. (8) demostraron los grandes niveles de co-contracción que se producen durante esfuerzos de rotación isométrica, por lo que es razonable asumir que el mayor riesgo de lesión se produce durante el movimiento de rotación. Parece que la falta de co-contracción reduce la estabilidad de la columna en dicho movimiento.
La conjunción de las dos teorías la encontramos en un estudio de Cholewicki y Van Vliet (9), que encontraron que a pesar de que ningún músculo contribuye en más del 30% a estabilizar la columna durante la rotación, es el erector de la columna el músculo que más lo hace, por lo que una disfunción en este músculo puede ser suficiente para desestabilizar la columna durante un movimiento de rotación.
Por lo tanto, entrenar la musculatura de la columna y el tronco se antoja fundamental, así como entrenar al tronco para los movimientos específicos que requieren entrenamiento de resistencia en un determinado movimiento con la fuerza aplicada en una determinada dirección. Sin embargo, como el movimiento de rotación nunca se produce por la contracción de un único músculo, sino que es el resultado de la co-contracción de un grupo muscular, entrenar un músculo aislado no mejoraría la estabilidad lumbar. Por ejemplo, realizar ejercicios únicamente para la extensión lumbar fortalecerá el grupo muscular del erector de la columna pero no mejorará la estabilidad de la columna durante la rotación. Se debe entrenar utilizando un patrón de rotación, o creando o resistiendo fuerzas de rotación.
Un movimiento poco eficiente ha sido señalado también como causa del dolor lumbar. Varios estudios señalaron un déficit en el rango de movimiento de las caderas en deportistas con dolor lumbar en comparación con deportistas sanos. otro estudio señaló la relación entre el rango de movimiento rotacional dorsal y lumbar. Como la columna dorsal es capaz de rotar más grados que la lumbar, se puede deducir que un rango de movimiento de rotación dorsal reducido provocará un estrés por compensación a nivel lumbar. Sin embargo esta relación no ha sido del todo probada.
Conclusiones
Por lo tanto sería beneficioso realizar un programa específico de entrenamiento que abordase la coordinación muscular, la estabilización de las fuerzas de rotación y el rango de movimiento de las caderas y la columna dorsal. En el próximo artículo llevaremos a cabo dicho programa, que dividiremos en cuatro fases de dificultad progresiva que nos llevará desde estabilizar la columna hasta realizar ejercicios de fuerza y potencia. Dicho programa se basará en conceptos del método Pilates, en conjunción con ejercicios de fitness. Espero que os sea de utilidad y lo llevéis a cabo para evitar lesiones a nivel lumbar, sobre todo si eres practicante de alguno de los llamados “deportes rotacionales”.
Fuentes: Aaron Gillies, MS, CSCS; Sandor Dorgo, PhD, CSCS. Strenght and Conditioning Journal, April 2013.
(1) Panjabi MM. The stabilizing system of the spine. Part I. Functions, dysfunction, adaptation and enhancement. J Spinal Disord Techn 5: 383–389, 1992.
(2) Drake JDM and Callaghan JP. Do flexion/extension postures affect the in vivo passive lumbar spine response to applied axial twist moments? Clin Biomechan (Bristol Avon) 23: 510–519, 2008.
(3) Costi JJ, Stokes IA, Gardner-Morse M, Laible JP, Scoffone HM, and Iatridis JC. Direct measurement of intervertebral disc maximum shear strain on six degrees of freedom: Motions that place disc tissue at risk of injury. J Biomechan, 40: 2457– 2466, 2007.
(4) Hume PA, Keogh J, and Reid D. The role of biomechanics in maximizing distance and accuracy of golf shots. Sports Med 35: 429–449, 2005.
(5) Campbell R and Dunn A. Sports-related disorders of the spine and sacrum. In: Essential Radiology for Sports Medicine. Robinson P, ed. New York, NY: Springer, 2010. pp. 217–240.
(6) Koes BW, van Tulder MW, and Thomas S. Diagnosis and treatment of low back pain. BMJ 332: 1430–1434, 2006.
(7) Cole MH and Grimshaw PN. Trunk muscle onset and cessation in golfers with and without low back pain. J Biomechan 41: 2829–2833, 2008. (8) Richardson C, Toppenberg R, and Jull G. An initial evaluation of eight abdominal exercises for their ability to provide stabilization for the lumbar spine. Aust J Physiother 36: 6–11, 1990.
(8) Richardson C, Toppenberg R, and Jull G. An initial evaluation of eight abdominal exercises for their ability to provide stabilization for the lumbar spine. Aust J Physiother 36: 6–11, 1990.
(9) Cholewicki J and Van Vliet JJ IV. Relative contributions of trunk muscles to the stability of the lumbar spine during isometric exertions. Clin Biomechan (Bristol Avon) 17: 99–105, 2002.